5 octubre
2012 (by Hollywood)
Desde Bali un vuelo de tres horas aterriza de madrugada en
la capital malaya. En la terminal LCC, un bus por ocho ringgits nos lleva hasta
la zona de Chinatown en algo más de una hora.
Nos hospedamos de nuevo donde
nuestro amigo Alan, en el Step Inn, que como siempre nos cuida muy bien, como estar en casa... y eso que llegamos a las tres de la madrugada.
A primera hora de la mañana siguiente pasamos por la embajada de Filipinas
para conseguir un visado de larga estancia. Lo máximo que ofrecen son dos meses
y tardan una semana en tramitarlo. Ese tipo de visado lo podemos obtener nada
más aterrizar en Manila, por lo que decidimos no perder más días en Kuala
Lumpur y tomar el primer vuelo a mi añorada Filipinas, no sin antes hacer una nueva visita para contemplar las fascinantes Torres Petronas.
"Los viajes son los viajeros. Lo que vemos no es lo que vemos, sino lo que somos."
-- Fernando Pessoa --