13 de agosto de 2012
Mauri (ama Indio Ro):
Experiencia y conclusiones de mi viaje de Bilbao a Kuala
Lumpur.
Después de 14 horas de vuelo, a medida que nos íbamos
acercando a Kuala Lumpur, crecía nuestra impaciencia por abrazar a los chicos.
Casi a la hora prevista, nos encontramos y ha sido lo
mejor y más emocionante del viaje.
A lo largo de estos 20 días, he admirado y envidiado su
capacidad de relacionarse, compartir y respetarse en la convivencia con amig@s,
que nos han acompañado y hemos ido encontrando en distintos lugares.
He tenido la oportunidad de vivir con ellos en los
lugares habituales de “viajer@s mochiler@s”, lo que me ha parecido, interesante
para entender un año fuera de casa.
Al mismo tiempo, ver su desenvoltura, en el manejo de una
gran ciudad como Kuala Lumpur o Singapur, ya que para ellos, igual que para
nosotr@s este país es nuevo en su bagaje.
Por haberlos encontrado tan bien, con ilusión, con ganas,
con tantas cosas vividas…encantada y feliz de haber realizado este viaje, y
¡apenada de que termine!
Lo que más me ha gustado:
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La llegada y recibimiento.
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Las torres petronas desde el piso 33 del
hotel de enfrente.
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El paseo en barco, por la bahía de Singapur
en la noche.
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La simpatía de la gente en la isla de Tioman.
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Los amaneceres en la playa.
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Ver la tormenta tropical, y el arcoíris en la
playa.
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El trekking a las waterfalls por la selva.
Lo que menos:
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La cara de pocos amigos de
Mr.Tioman (personaje donde comíamos y cenábamos en Genting)
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El gruñido de los murciélagos en Juara.
Que repetiría:
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Todo y…
·
Volver a empezar, pero seguir visitando
Malasia.
·
Todos los baños en Tioman.
Que no haría:
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¡Todo positivo, nada negativo!
Manolo (aita Indio Ro):
El viaje ha tenido 2 motivos.
El primero y más importante, visitar a nuestros
mochileros, y la otra disfrutar de unos días de asueto total.
Hemos disfrutado las dos cosas. ¿Qué más se puede pedir?
Han sido las mejores vacaciones, por la tranquilidad, el
buen tiempo, las playas enormes, donde se puede andar, correr, bañar, sin que
nadie te entorpezca, y sin pereza de entrar al agua por su temperatura.
El viaje ha sido muy variado. Por tierra, mar y aire. Lo
más gracioso, los autobuses pequeños, que me recuerdan a los años 60 con
Jorobato I, y que para mi no han sido incómodos en ningún momento. También he
disfrutado de los barcos, sobre todo, el de pescadores que alquilamos, para ir
de una parte de la isla a otra, y que a veces llevaba el timón, un precioso
niño de 2 o 3 años, siempre al lado de su padre y abuelo, pero que simpatizó
con nosotros, y se quedó triste cuando nos dejaron.
También hemos viajado en 4X4, para atravesar la isla, a
través de la selva. Hemos visto rebaños de monos, haciendo monadas. Lagartos de
todos los tamaños, hormigas gigantes, ardillas corriendo por los cables de la
luz, murciélagos colgados de las ramas por una pata, serpientes largas y
delgadas y una especie de gato montés negro muy bonito.
Gracias a “Alá” no hemos tenido nadie ningún percance,
aunque el grupo siempre lo componíamos 8 o 10 personas. Me gusta el ambiente
mochilero, sus encuentros, el contar sus vivencias, el ayudarse donde ir y en
que sitios instalarse, etc.
Acabo: Cuando sea mayor quiero ser mochilero.
Arantza (ama Hollywood):
Abrazo a mi hijo y su amigo después de un año sin
verles. Todo resulta llamativo en este nuevo país. Los rascacielos son
impresionantes, sobre todo las famosas torres petronas. Verlas en vivo y en
directo es algo único. Hay mucha circulación, lo cual es agobiante, pero bien.
Nuestros hijos nos meten una novatada que no
olvidaremos. Caminamos por la jungla durante dos horas y pasamos por un puente
de cuerdas por las alturas. A pesar de lo dura que fue la jornada, valió
la pena.
Más ladrillo y polución en lugares como Melaca y
Singapur, que contrastan con la especial isla de Tioman. Se podía vivir cien
años con una paz que muchos quisieran.
Ignacio (aita Hollywood):
Qué diferente y sorprendente resulta Malasia con
respecto a la idea con la que traíamos en nuestra cabeza. Es un país muy
avanzado, y más aun Singapur, donde quedamos asombrados por la belleza de sus
rascacielos. El enorme consumismo que apreciamos en todas sus calles nos
recuerda a Bilbao en los años sesenta.
El día que hice una tortilla de patata fue un gran
momento, aunque me quedé con ganas de preparar unos chipirones en su tinta y
una paella.
Es interesante ver tantas culturas mezcladas en un
mismo país conviviendo en paz y armonía.
Por muchas fotos,
videos y relatos que nos han contado nuestros hijos durante todo este tiempo,
hay que vivir esta experiencia en primera persona para darse cuenta de todo lo
que hay para ver en este mundo.
"El mejor legado de un/a padre/madre a sus hij@s es un poco de su tiempo cada día".
-- Leon Battista Alberti --